Pepe, el Subteniente Caballero Legionario Remón ya es historia viva de La Legión, en silencio con la disciplina que el glorioso Cuerpo impone a sus miembros, el subteniente Remón ha colgado su uniforme verde, ha colocado su chapiri con hilos dorados en la vitrina de su casa para tener siempre presente y recordar el sacrificio que tanto le ha costado conseguirlo.
Lo que no sabe, como si de una fotografía antigua se tratara, de esas que tienen luz propia, que deja en nuestro recuerdo un tiempo de juventud, de fuerza en la vida, del despertar de las ilusiones, y eso sucede siempre cuando te reencuentras con Pepe.
Su carácter seco y ácido a veces de aragonés de pro, no nos puede confundir, sus sentimientos son nobles, honrados, profundos, donde el compañerismo es para Pepe Remón lo primero.
Jamás te traicionaría, porque tiene tan arraigado en su ser, que lo que es, es aunque parezca lo contrario.
Su carácter indómito, le ha llevado siempre al límite y no por ser extravagante, sino por que su sentido del deber y del honor, lo a llevado a plantar cara a la misma política, la cual no sabe de tradiciones, de compromiso, de lealtad, siempre a sido fiel a sus principios, no le ha cambiado ni el tiempo, ni los mandos, pero siendo justo, también esos mandos le han perdonado muchas veces, sus defectos y sus vicios.
Por eso se le quiere, por que cien veces quieres castigarle y cien veces lo redimes.
Cuando esta Semana Santa del 2011, en frente de la Esperanza, por cuya puerta ni me acuerdo cuantas veces desfilo Pepe, en un sentido homenaje dio los toques de campana para alzar al cielo malagueño, a su Cristo de la Buena Muerte, con ello puso punto y final a cuarenta años de servicio a España y a la Legión.
Me di media vuelta y seguí la procesión, no quería que nadie me viera llorar, atrás deje a Pepe, el Subteniente Caballero Legionario Remón con sus recuerdos, seguro de que en un fugaz momento, como una nebulosa se le apareció su gitana a quien tanto quiso y tanto le acompaño.
Lo que Pepe no intuye como le sucede a los padres, que no se jubilan nunca, el es nuestro, de la Legión, de España, de sus amigos, de sus mandos y de sus legionarios, porque a la postre le pese a quien le pese el es uno de ellos.
EL DIABLO DE LOS OJOS VERDES