FRANCO
EN MARRUECOS Y LA NOVELA: CAPITÁN FRANCO de PEDRO HERRASTI
HERRASTI,
Pedro: Capitán Franco (Edhasa. Barcelona 2014. 411 páginas)
Francisco Franco era un militar atípico entre los africanistas del primer tercio del siglo XX. No tenía un buen expediente académico. Era un hombre de escasa presencia física. No bebía, ni jugaba, ni acudía burdeles. Pero era un hombre de gran valentía y arriesga en las acciones en las que intervenía. Tuvo suerte (su famosa baraka) y salió vivo de todas. Gracias a ello tuvo una meteórica carrera de ascensos que le llevó a ser el capitán más joven del Ejército Español y, más tarde, el general más joven de Europa. En el Marruecos de principios de siglo, Franco pasó por las tropas de élite. Primero en Regulares y luego en el Tercio. Como capitán de Regulares fue herido de gravedad en junio de 1916 cerca de Ceuta, en El Biutz. Siempre creyó que no le dieron la Laureada de San Fernando de manera injusta, aunque se le otorgó la Cruz de María Cristina y fue ascendido a comandante por méritos contraídos en esa acción. Posteriormente su labor fue destacada en la defensa de Melilla tras el Desastre de Annual y en el Desembarco de Alhucemas.
Herrasti comienza su novela con el episodio de El Biutz. A pesar del título,
que tiene mucho de reclamo comercial justificado, el personaje principal de la
novela no es el futuro dictador, que es sólo uno más de los muchos secundarios
de existencia real, sino el segundo teniente Jorge Blanco que escribe sus
memorias. Este personaje puede ser el protagonista de una larga serie porque el
autor nos indica al principio que luchó en Marruecos, Guerra Civil, División
Azul…, aunque ignoro cuál es la intención de Herrasti. Es un antihéroe
divertido: Cobarde, juerguista, mujeriego, jugador y favorecido por la suerte
de tal manera que no sólo sale bien de las peripecias sino que, además, es
condecorado. Este perfil recuerda mucho a Harry Flashman, el personaje de las
novelas de George MacDonald Fraser. Entiendo que
Herrasti debe cuidar este aspecto para diferenciar a uno y otro porque cae en
el error de crear un trasunto español de Flashman tanto en su faceta de cobarde
al que la suerte le hace aparecer como héroe, como de conocido de todas las
celebridades del momento y testigo de los más importantes acontecimientos de la
época.
EL
BIUTZ
La novela pasa por dos fases distintas. La primera es la estrictamente colonial
desarrollada en el frente, el hospital y Ceuta y en la que el autor va creando
la intriga de un argumento de misterio policial. Después el protagonista pasa a
Madrid donde, con la escusa de seguir las indagaciones, se nos muestra la
ciudad de los años veinte del siglo XX, el ambiente canalla de la literatura y
la política. Un recorrido por los pordioseros de la gloria literaria que ya
había descrito Juan Manuel de Prada en Las máscaras del héroe. Herrasti
conoce bien los distintos escenarios de la novela y sus pobladores. Su relato
es entretenido, sin pesadez y con un discreto sentido del humor que ayuda al
lector a no perder el hilo que, por otro lado, no tiene muchas vueltas. Luego
viajará a Oviedo. A pesar de la primera apariencia, la novela no es una mera
sucesión de episodios aventureros. El argumento misterioso parece más bien una
excusa para que el personaje se vaya desenvolviendo en los distintos escenario
y entre los personajes famosos. La trama aparece y desaparece, se marcha y
vuelve, se esconde y casi olvida y, en el recorrido guadianesco, surge al final
para concluir la novela. El autor no quiere desaprovechar la ocasión de
reflejar el ambiente social y las intrigas políticas, tiene la voluntad de no
caer en la simple novela de aventuras. Es un modo de escribir. Y no puede
decirse que el libro no sea entretenido y curioso porque Herrasti habla con
perfecto conocimiento de los hechos y los protagonistas. Para ayudar a la
lectura, añade unos apéndices con someras biografías, fotografías y datos
históricos.