viernes, 31 de julio de 2015

CAPITÁN FRANCO

FRANCO EN MARRUECOS Y LA NOVELA: CAPITÁN FRANCO de PEDRO HERRASTI
HERRASTI, Pedro: Capitán Franco (Edhasa. Barcelona 2014. 411 páginas)

  
Francisco Franco era un militar atípico entre los africanistas del primer tercio del siglo XX. No tenía un buen expediente académico. Era un hombre de escasa presencia física. No bebía, ni jugaba, ni acudía burdeles. Pero era un hombre de gran valentía y arriesga en las acciones en las que intervenía. Tuvo suerte (su famosa baraka) y salió vivo de todas. Gracias a ello tuvo una meteórica carrera de ascensos que le llevó a ser el capitán más joven del Ejército Español y, más tarde, el general más joven de Europa. En el Marruecos de principios de siglo, Franco pasó por las tropas de élite. Primero en Regulares y luego en el Tercio. Como capitán de Regulares fue herido de gravedad en junio de 1916 cerca de Ceuta, en El Biutz. Siempre creyó que no le dieron la Laureada de San Fernando de manera injusta, aunque se le otorgó la Cruz de María Cristina y fue ascendido a comandante por méritos contraídos en esa acción. Posteriormente su labor fue destacada en la defensa de Melilla tras el Desastre de Annual y en el Desembarco de Alhucemas.


   Herrasti comienza su novela con el episodio de El Biutz. A pesar del título, que tiene mucho de reclamo comercial justificado, el personaje principal de la novela no es el futuro dictador, que es sólo uno más de los muchos secundarios de existencia real, sino el segundo teniente Jorge Blanco que escribe sus memorias. Este personaje puede ser el protagonista de una larga serie porque el autor nos indica al principio que luchó en Marruecos, Guerra Civil, División Azul…, aunque ignoro cuál es la intención de Herrasti. Es un antihéroe divertido: Cobarde, juerguista, mujeriego, jugador y favorecido por la suerte de tal manera que no sólo sale bien de las peripecias sino que, además, es condecorado. Este perfil recuerda mucho a Harry Flashman, el personaje de las novelas de George MacDonald Fraser. Entiendo que Herrasti debe cuidar este aspecto para diferenciar a uno y otro porque cae en el error de crear un trasunto español de Flashman tanto en su faceta de cobarde al que la suerte le hace aparecer como héroe, como de conocido de todas las celebridades del momento y testigo de los más importantes acontecimientos de la época.

EL BIUTZ


   La novela pasa por dos fases distintas. La primera es la estrictamente colonial desarrollada en el frente, el hospital y Ceuta y en la que el autor va creando la intriga de un argumento de misterio policial. Después el protagonista pasa a Madrid donde, con la escusa de seguir las indagaciones, se nos muestra la ciudad de los años veinte del siglo XX, el ambiente canalla de la literatura y la política. Un recorrido por los pordioseros de la gloria literaria que ya había descrito Juan Manuel de Prada en Las máscaras del héroe. Herrasti conoce bien los distintos escenarios de la novela y sus pobladores. Su relato es entretenido, sin pesadez y con un discreto sentido del humor que ayuda al lector a no perder el hilo que, por otro lado, no tiene muchas vueltas. Luego viajará a Oviedo. A pesar de la primera apariencia, la novela no es una mera sucesión de episodios aventureros. El argumento misterioso parece más bien una excusa para que el personaje se vaya desenvolviendo en los distintos escenario y entre los personajes famosos. La trama aparece y desaparece, se marcha y vuelve, se esconde y casi olvida y, en el recorrido guadianesco, surge al final para concluir la novela. El autor no quiere desaprovechar la ocasión de reflejar el ambiente social y las intrigas políticas, tiene la voluntad de no caer en la simple novela de aventuras. Es un modo de escribir. Y no puede decirse que el libro no sea entretenido y curioso porque Herrasti habla con perfecto conocimiento de los hechos y los protagonistas. Para ayudar a la lectura, añade unos apéndices con someras biografías, fotografías y datos históricos.