sábado, 18 de marzo de 2023

EL MAGNICIDIO DE SUCRE:

 https://drive.google.com/file/d/1Iz7R3NgFZFUeMgjRHqL4eRumw6HlRLBI/view?fbclid=IwAR0N88UM-N-H6lsBg237Ls0Je0arbo6t4wEikgEi6Hc3SZ20EKTaJumlGa4

Un sentido natural de justicia lleva a los seres humanos a repudiar el crimen, hayan pasado los años que fueren. Es el mismo rechazo que sentimos por la acción de Caín. O por el magnicidio de Lincoln. O por el asesinato de Jaurés. Y es precisamente por él que mantenemos la recóndita aspiración de que se sancione, así sea moralmente, al criminal. Al escribir este libro afloran tales motivaciones sicológicas en relación con el mal que significó la muerte alevosa, traidora y despiadada del mariscal Sucre. Se ha demostrado a plenitud la culpabilidad del general Obando y sus secuaces, y puede, finalmente, sostenerse que los levantamientos armados por él contra la justicia y aun su sufrimiento en el largo camino de la selva, o su pobreza en el Perú, no pueden convertirse en bien o enjugar la culpabilidad manifiesta, o hacer que se piense en el facilismo de que ya fue suficiente castigo. No. El juicio de la historia no debe festinarse ni ablandarse, por más que el corazón se conduela con ese ser desgraciado que se llamó José María Obando… o Iragorri.





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