En la novela aparecen, además de los personajes principales, otros que jugaron un papel en la historia del África española como el escritor Rafael López Rienda que, además, fue suboficial de Regulares el teniente coronel Valdés Cabanillas, el comandante Orgaz que con el tiempo llegaría a alto comisario, Navarro, Morales…
El ambiente de la ciudad se dibuja trenzado tres intrigas: la político-militar, que compone la parte histórica del relato, la comercial, que muestra la manera de vida en la ciudad, y la policíaca a través de las andanzas del teniente Pozo de la Guardia Civil. Principalmente el enfrentamiento de Silvestre con el alto comisario Marian y el cónsul Zugasti sobre el modo de enfrentarse a el Raisuni que, en el fondo, es la vieja polémica entre penetración armada o penetración pacífica. Silvestre pretendía la vía armada para acabar con el cherife y los otros trataban de apaciguarlo mediante el pacto. Esta controversia, y la falta de un dibujo competencial en el protectorado claro a pesar del carácter militar del alto comisario, dio lugar a una sucesión de intrigas, enmascaramientos y maniobras por parte de unos y otros que Cazorla explica con claridad y con preferencia sin disimulo.
Las dos novelas, juntas o por separado, son una magnífica muestra de la literatura colonial con la virtud de unir los hechos históricos con la reconstrucción aproximada de la vida cotidiana. Son, por tanto, una buena manera de acercarse a la historia del Marruecos español.
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