sábado, 22 de marzo de 2008

EL COLOMBIANO

EL COLOMBIANO, un héroe de La Legión
Artículo de José Luis Rodríguez Jiménez publicado en la Revista Estela año 2004.

Fueron muchos los extranjeros que se alistaron como voluntarios en el Tercio de Extranjeros. Lógicamente tan sólo un número reducido de ellos aparece con su nombre o seudónimo en los libros de historia militar.
Algunos de los primeros extranjeros en acudir a los banderines de enganche vinieron a responder a las expectativas contenidas en los informes del Estado Mayor Central en los que poco antes de la creación del Tercio se plantea la creación de un cuerpo de voluntarios para la guerra de Marruecos. En un docu­mento que lleva fecha de 9 de octubre de 1919 encon­tramos algunos apuntes sobre el tipo de soldado que se esperaba reclutar.
Además, en cuanto se pusieron en marcha las cam­pañas de reclutamiento, la oficina de propaganda se esforzó en difundir una imagen romántica en torno a la nueva unidad militar. Supuestamente, a sus filas estarían acudiendo los amantes del riesgo y de una vida llena de emociones, también los fracasados en la vida civil, y con ellos se codeaban en los campamen­tos hijos de familias distinguidas que habían llegado hasta allí empujados bien por consideraciones de orden superior, como el amor a la patria, por entu­siasmos juveniles, o por desengaños, deseosos de vivir en adelante ignorados del mundo y vistiendo traje legionario como símbolo de una familia de héro­es.
En cambio, en el citado informe no se contempla el alistamiento de hispanoamericanos, y lo cierto es que encontramos un número importante de ellos en la pri­mera etapa del Tercio.
Pronto se incorporan también 731 componentes de lo que se llamó Legión Hispanocubana, conformada por 446 españoles, 225 cubanos y el resto latinoame­ricanos de distintas nacionalidades. Habían llegado a La Coruña el 4 de octubre procedentes de La Habana y desde la ciudad gallega el vapor "Manuel de Camps" les llevaría a Ceuta. De esa expedición for­maba parte un colombiano que había tenido la opor­tunidad de alcanzar una buena formación cultural. En 1921 tenía 28 años y trabajaba en Cuba en una plan­tación de caña de azúcar. Hacía año y medio que, des-pechado por amor, había abandonado su Colombia natal y se había dedicado a recorrer varios países de su entorno geográfico. En una de las calles de La Habana vio los grandes carteles de propaganda del Tercio y, no habiendo encontrado el reposo necesario para su corazón, debió de pensar que ese era un lugar adecuado para tener la mente permanentemente ocu­pada y escapar de una serie de recuerdos. Su historia nos habla de algunas vicisitudes de los primeros tiempos del Tercio.
Nuestro hombre dijo llamarse Carlos Angulo Rebolledo, nacido en Popayán (Colombia) el 23 de junio de 1893, y no le fue exigido documento perso­nal alguno. Quedó adscrito a la primera compañía de depósito hasta que el día 20 parte para Tetuán. Va a formar parte de la 16º compañía de la IV Bandera. A finales de ese mismo mes vive su primer combate como escolta de un convoy a Monte Zagan, en la zona de Ceuta. Durante la operación resulta herido y ha de ser trasladado al hospital de Ceuta, donde permanece ingresado hasta marzo del año siguiente y en estado de convalecencia un mes más. Es ascendido a cabo y recibe la Medalla de Sufrimientos por la Patria como pensión vitalicia de cincuenta pesetas. Una vez rein­corporado a su unidad participa en el establecimiento de posiciones y la protección del avance de las columnas, destacando siempre por sus cualidades militares, lo que le permite ascender a sargento en mayo de 1923. El 28 de junio partió con su compañía y cola­boró en la protección del avance de los tanques y del convoy que se dirigía a Tizzi Azza y posiciones inme­diatas, que fue atacado por los rifeños; y el 31, con su compañía. "protegió el avance de una columna esta­bleciendo duro combate y entrando a la bayoneta en el barranco comprendido entre Benítez y Kernes, desalojando al enemigo de sus posiciones después de varias horas de lucha".
Al parecer. este colombiano, de aplicación mucha y de valor acreditado, tal y como consta en su Hoja de Servicios, se convirtió en una figura bastante conoci­da entre los legionarios, en tanto que amante de una guerra llena de alardes individuales y de la lucha más primitiva a campo abierto, por su valor ante el enemi­go y por la forma de comportarse en el campo de bata­lla, donde aportaba los gritos de "¡Viva Colombia!, ¡Viva España!, ¡Viva la Legión!" cuando arengaba a sus hombres en una posición defensiva o antes de lan­zarse al asalto a la bayoneta. En marzo de 1924 su bandera se desplaza a Tafersit. integrándose en la columna mandada por el teniente coronel Francisco Franco. El día 7 es herido en la Loma Roja durante el transporte de un convoy al sector de Tizzi-Azza, en la zona de Melilla. Se reincorpora en mayo y es ascen­dido a suboficial y en agosto recibe la cruz de plata del Mérito Militar con distintivo rojo y pensión men­sual de veinticinco pesetas durante cinco años por sus méritos y servicios prestados a España en la zona del protectorado. A finales de agosto su bandera partió con destino a Tetuán, en cuyo entorno se realizan ope­raciones para someter a las cabilas rifeñas, lo que supuso su intervención en varios combates bajo el mando del teniente coronel Franco y el general Castro Girona. El 24 de octubre Angulo disfrutará del dere­cho a usar la Medalla Militar de Marruecos de plata con los pasadores Tetuán y Melilla y una aspa roja. Además, el cónsul general de la República de Colombia se interesó por su historia Militar y escribió sobre su participación en la guerra de Marruecos al ministro de Exteriores de su país.
A finales de febrero de 1925 le encontramos dedi­cado a la instrucción de reclutas y en servicio de cam­paña. Por real orden de 24 de junio de 1925 es pro-movido al grado de alférez. Uno de sus familiares, en el libro El Legionario, escribirá que el acto fue presi­dido por el teniente coronel Franco, que la banda mili­tar interpretó el himno de Colombia y que por la noche le fue ofrecido a Ángulo un banquete en el casino de oficiales del campamento de Dar-Riffien. Estos datos y otros ofrecidos en el citado libro pueden haber sido exagerados, pero no cabe duda de que Angulo era muy apreciado por sus superiores. A finales de agosto embarca para La Coruña, donde ha de recoger una expedición de voluntarios procedentes de Cuba. En septiembre se reincorpora a su destino, la 19 compa­ñía de la V Bandera. en el campamento del Fondak de Ain-Yedida, donde quedó en servicio de protección de carreteras y convoyes a distintos puestos del sec­tor, así como de fortificaciones de otros. Pero el 25 de noviembre regresa a La Coruña con la misión de reco­ger otra expedición de reclutas cubanos, tema que él conoce bien. A finales de ese año la cuñada del capi­tán Luis Santacruz. amigo suyo, se convirtió en su madrina de guerra, figura recuperada con motivo de la guerra de Marruecos. Daba así comienzo su relación epistolar con Caridad Villalón y Mateo, a la que conoció personalmente en octubre de 1926. en Zaragoza: se casaron en julio de 1930 y tuvieron dos hijos. Caridad Delfina y José Luis.
Ya hemos dicho que este legionario poseía una buena formación cultural. Además escribía. y debía de hacerlo bien. Varios artículos suyos aparecieron en la prensa española, en la del protectorado y en la peninsular. En julio de 1926, con motivo de su viaje a Cádiz fue agasajado por los cónsules sudamericanos y por miembros de la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias y Artes de Cádiz, y en sep­tiembre se le hizo miembro de la misma. El 10 de octubre la prensa gaditana anunció la imposición por la Real Academia Hispano-Americana de la insignia de académico al escritor Ezequiel Arroyave y de la medalla correspondiente a Angulo. quien había sido distinguido con esa consideración poco tiempo antes y considerado en palabras del cronista "uno de los más prestigiosos escritores colombianos" (presenta­ción que escapa a la realidad) y "figura de actualidad por su heroísmo en Marruecos". Ese año se aprovechó en Cádiz la celebración de la Fiesta de la Raza, el 12 de octubre, para incluir en el programa la recepción de los académicos en el salón de actos de la citada ins­titución.
En ese ámbito, el de su carrera militar. Ángulo tam­bién continuó progresando. El 30 de septiembre de ese año fue ascendido a teniente por sus servicios y méritos contraídos desde el 1 de octubre de 1925. Además fue objeto de atenciones por sus mandos, muy especialmente por aquel a quien nuestro prota­gonista demostró especial admiración. En efecto, Millán Astray, siempre pendiente de sus hombres más sacrificados y valerosos, prestó una especial atención a este colombiano, a quien había dedicado meses atrás una fotografía con el siguiente texto:
"¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión! Gratitud a Colombia que nos envió tan bravo soldado. Don Carlos Angulo.
A mi querido legionario Alférez legionario señor Don Carlos Angulo, futuro capitán de la Legión. modelo de Caballero y honra de su gloriosa nación la República de Colombia. a su bravura indomable. a su estoica resistencia en el dolor, a tu fidelísima lealtad. Tu coronel fundador de La Legión ".
También estuvo pendiente de otros oficiales de nacionalidad extranjera. A este respecto. hizo todo lo posible para que progresasen en su carrera militar y que en el futuro pudiesen alcanzar una graduación más alta de lo reglamentado entonces para ascensos en el Tercio. Debemos tener en cuenta que el ascenso por méritos de guerra y en paz del personal de tropa a los empleos de alférez, teniente y capitán del Tercio quedó regulado en la regla 20 de la real orden circular de 4 de septiembre de 1920 y en su ampliación del 16 de octubre del mismo año, y que posteriormente una real orden circular de 7 de febrero de 1924 vino a modificar los mecanis­mos de ascenso a la categoría de oficial, hasta capitán. Los sub-oficiales del Tercio podían ascender a oficiales, pero los ofi­ciales de esta procedencia figu­rarían sólo en los cuadros del Tercio y con mando de tropas en el mismo, sin poder formar parte de las escalas de las Armas o Cuerpos del Ejército ni desem­peñar ningún otro destino.
Estas palabras han de ser escritas, pues las estoy hablando delante del taquígrafo que tiene orden de irlas copiando, y yo sacaré dos copias: rota que deja­ré ahí para mi sucesor, con mi firma, y otra que te entregaré a ti para que hagas de ella el uso que des­ees, pues esto es al mismo tiempo, un homenaje que te rinde tu coronel".
En octubre de 1926 Angulo partió para Tetuán para hacerse cargo de la representación del cuerpo en la citada plaza y. a continuación, fue puesto al mando de la sección de enlaces de la Plana Mayor. a cuya uni­dad pasaría revista periódicamente en Dar-Riffien, ocupándose de su instrucción práctica y teórica. Por su labor ante las cabilas, que se dedicó a visitar, en compañía de sus tres asistentes, para intentar fomen­tar las buenas relaciones, el gobierno de Primo de Rivera le concedió la Medalla de la Paz de Marruecos. También sus inmediatos superiores expre­saron su satisfacción por su labor. Tal es el caso del coronel Juan de Liniers, quien escribe en la correspondiente hoja de servicios: "Es uno de los oficiales legionarios más distinguidos" (1929), especialmente "como organizador de la sección de enlaces que con­serva y mejora constantemente" (1930). Angulo per­maneció al mando de esa sección hasta noviembre de 1931, fecha en la que se incorpora a la IV Bandera en el Zoco de Arbaá.
Un año antes Angulo había solicitado la rectificación del nombre y apellidos con los que figuraba en su documentación familiar, para que figurasen los verdaderos: Luis Maria Crespo de Guzmán. Para ello le fue preciso presentar una información testifical practicada ante las autoridades judiciales de Colombia legalizada por el vicecónsul de España en Cali. y acompañada de certificado de matrimonio de sus padres legalizada por el mismo vicecónsul. La firma de este funcionario debía ser legalizada por el ministro de Estado español, pero en atención a que en el expediente certificaban también su legalidad el cónsul general de la República de Colombia en Madrid y el ministro plenipotenciario enviado extraordinario de Colombia en España, el fiscal estimó que no había razones para dudar de la autenticidad de la información adjunta e informó favorablemente la rectificación solicitada. Todo ello nos habla de las amplias relaciones sociales de la familia de este voluntario colombiano, al parecer sobrino del arzobispo de Popayán, provincia del departamento de Cauca. Para entonces habían solicitado ya el cambio de nombre en documentación militar un reducido número de legionarios y suboficiales.A comienzos de 1934 Crespo de Guzmán fue ascendido a capitán. el máximo grado a que podía aspirar un soldado mercenario. tras haber aprobado las correspondientes oposiciones. ya que había dejado de ascender por méritos de guerra. Ese año su Bandera participó. junto a otras unidades legionarias y otros cuerpos del ejército, en las tareas destinadas a sofocar el estallido revolucionario del mes de octubre en Asturias.
Una vez comenzada la guerra civil Crespo de Guzmán formó parte de la columna Madrid que desde el sur de Andalucía avanzó sobre la capital de España, participando en la ocupación de Zafra, Almendralejo y Badajoz. Mientras tanto, a mediados de aquel agosto de 1936 las fuerzas mandadas por el general Emilio Mola avanzaban en la zona norte del país. Uno de sus objetivos, para cerrar la zona fron­teriza con Francia, era Irún, una formidable posición estratégica, a la orilla izquierda del Bidasoa, dotada de fortificaciones y protegida por montañas. La ruta escogida para el asalto era la carretera de Pamplona, que sube a orillas del río y bordeando los montes que se extienden hacia el mar y resguardados por los fuertes de Papagogaña, Erlaitz, Turiarte y San Marcial. Todos esos fuertes fueron siendo tomados con una elevada pérdida de vidas. El día 23 todavía resistía el de San Marcial. Ante las dificultades encontradas por las fuerzas atacantes el mando soli­citó refuerzos, entre ellos 300 legionarios que com­batían en el frente de Guadarrama. Con ellos llegó Crespo de Guzmán, quien dirigió uno de los ataques, al mando de la 19 compañía de la II Bandera, a la que siguen 700 requetés el 1 de septiembre. Durante el asalto resultó herido en un muslo. Fue trasladado en avión a Pamplona e ingresado en el Hospital Militar, donde le visitó su mujer y sus dos hijos. Durante los días siguientes los diarios navarros le dedicaron cier­ta atención, recordando algunos de sus hechos de armas. Al mismo tiempo la fiebre le comenzó a subir, pero Crespo se negó a que le amputasen la pierna herida, que había comenzado a gangrenarse; posible mente porque esa misma prensa le daba información del avance de las fuerzas franquistas sobre San Sebastián y la que se consideraba inminentemente caída de Madrid y él anhelaba sumarse a las opera­ciones.
Crespo de Guzmán falleció el 1 de diciembre de 1936 tras dos intervenciones quirúrgicas.
En la mañana del 2 de diciembre sus restos fueron trasladados por tren a Zaragoza. La capilla ardiente quedó instalada en el Hospital Militar y al día siguiente fue enterrado en el cementerio de Torrero. Los restos mortales fueron conducidos en una carro­za fúnebre. Una compañía de su bandera le rindió honores y el féretro quedó cubierto con la bandera española, las de la Falange y La Legión y por encima de todas la tricolor colombiana.

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José Luis Crespo, militar y poeta,,hijo del Colombiano
Teniente coronel del Ejército de Tierra, acaba de obtener el Premio Rabindranath Tagore de Poesía
CARLOS G. SANTA CECILIA, - Madrid - 26/06/1984

José Luis Crespo, nacido en Zaragoza hace 51 años, no es, como podría pensarse, un, funcionario anclado a la mesa de un perdido despacho, sino un militar que conoce casi todas las facetas de su profesión y que no ha dudado en enfrentarse a "ciertas mentes añorantes del pasado". Amigo de tertulias y exposiciones, pintor y autor de varios libros -por el último de los cuales ha obtenido el Premio Tagore-, confiesa que la poesía es su gran refugio, "la vuelta al útero materno".
José Luis Crespo era un joven y atlético teniente de una unidad de elite -fundador de la segunda bandera paracaidista- cuando llegó a Las Palmas con las tropas que se retiraron de África tras la campaña de Ifni. Pensó que había llegado el momento de ampliar conocimientos y se matriculó, ante la sorpresa de sus compañeros, en una academia de arte para aprender a pintar. De familia tradicional militar -su padre fue un héroe del Ejército franquista que murió al mando de una unidad de la Legión en la toma de Irún-, confiesa que nunca hasta entonces había pensado ser otra cosa que militar. A través de la pintura, y posteriormente de la poesía, fue descubriendo "su gran refugio"."Cuando durante algunos año he tenido que vivir en tensión diaria, he encontrado en la poesía, en la vida intelectual, mi útero materno, lo que en mi obra llamo 'mar'". Fruto de esta experiencia es su primer libro, Nuestros poemas, "que refleja las inquietudes de los militares demócratas en momentos difíciles". Posteriormente ha evolucionado hacia una poesía simbolista, casi espiritual. En el vientre de los peces, La palabra reflejada (premio Rabindranath Tagore de este año) y un tercer volumen que prepara en la actualidad componen una trilogía dedicada al mar en la que el autor indaga en su interio buscando la imagen de sí mismo en lo que denomina "el laberinto de los espejos".
Para Crespo, casado y padre de dos hijos, no hay contradicción entre el militar y el poeta. Considerado por sus compañeros como muy duro en el mando, su relación con la milicia ha sido siempre cordial, "salvo en épocas críticas recientes" en las que no ha dudado en reprimir "ciertas actitudes añorantes del pasado". Está convencido de la supeditación de las Fuerzas Armadas al poder civil, siempre al servicio del pueblo español, y entiende que una sociedad conio la militar no puede permanecer envuelta en "papel de celofán". "Con mi actitud y la de otros muchos compañeros tratamos de romper este papel de celofán que nos aislaba. Hasta ahora la actividad intelectual entre los militares, si bien no se despreciaba, se venía ignorando".
Próximo a su jubilación, a Crespo le reconforta saber que pronto podrá dedicar todo el día a sus actividades artísticas, aunque deja la milicia "con gran dolor". Entre los poetas contemporáneos elige a Vicente Aleixandre, Gabriel Celaya y Rafael Alberti, "que ha tocado todas las facetas de la poesía con maestría inigualable"; de los clásicos, a san Juan de la Cruz y santa Teresa, "que supo oponerse a la voluntad oscurantista que la zancadilleaba". Su segundo libro, En el vientre de los peces, concluye: "Mi mano, la que ríe, se apodera de espejismos en la arena. / Mi otra mano, la que llora, se desgarra en el vientre de los peces. / Es un duelo permanente en torno a un cuerpo que gira. / Es un grito de luces anudadas en la sombra".
CAMILO GUZMAN CABAL

EL
COLOMBIANO
1938
ESCUELA TIPOGRAFICA SALESIANA
BOGOTA
EDITORIAL EDICIÓN 2006
La colección escritos Legionarios desde su inicio a buscado en los libros casi desaparecidos de La Legión, una muestra de nuestra memoria histórica escrita.
Este nuevo libro que tienes en tus manos del autor Camilo Guzmán Cabal, relata la vida de un simple legionario que alcanzo el grado de Capitán. Soldados anónimos de distintas razas, creencias y naciones.
La epopeya africana es un pozo sin fondo para los novelistas de la época y para la propaganda del sector que los escribe.
La biografía de Crespo de Guzmán, refleja la vida del aventurero de la época, del cristiano profundo, del hombre rebelde pero resuelto a la lucha sin cuartel, de aquel que por convicción adquiere un compromiso y en este caso concreto con el Tercio de Extranjeros de Millán Astray, el Tercio de África.
Esta es una biografía de guerra, de las muchas guerras que a tenido España y sus Gloriosos Tercios y que con su sangre han empapado la tierra,de la mitad del mundo.

Paco Binaburo



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